EL CIERRE DE MAPAMUNDI Y VANO OFICIO
Por Alfredo Pita
Llegan del Perú noticias alarmantes sobre la divulgación cultural en la televisión nacional, divulgación que ya era pobre antes y que ahora amenaza sencillamente con desaparecer.
Hace un par de semanas se informó de la supresión, en el estatal Canal 7, del programa Mapamundi, de Guillermo Giacosa. Era un programa que intentaba educar al público, desarrollar su conciencia crítica, ilustrar la marcha del Perú y el mundo, alertar sobre los riesgos y catástrofes que nos amenazan, señalar en ciertos casos la acción nefasta para la Tierra de las potencias irresponsables y criminales que moldean el presente y el futuro de la humanidad. Era un programa de lujo.
Además de manejar una pluma elegante y accesible, Giacosa, el más peruano de los argentinos, como lo llaman algunos en Lima (con el afecto con que en una época se hablaba en Buenos Aires de Hugo Guerrero Marthineitz, el Negro, "el peruano parlanchin"), es un excelente comentarista de la escena local y mundial. Es alguien que con gran sensibilidad y responsabilidad cívica ha hecho en la televisión, y sigue haciendo en la prensa, felizmente, un trabajo de divulgación ejemplar a partir de fuentes de información inaccesibles para la mayoría de peruanos,
El programa de Giacosa, en el casi desierto que para la cultura y la reflexión es hoy la televisión peruana (déjenme ser reiterativo), era pues un espacio esencial, imprescindible, vital diría sin miedo a exagerar, en nuestro triste panorama televisivo. Un plumazo burocrático lo ha borrado arguyendo peregrinamente que ahora Canal 7 necesita ahorrar.
Y ahora llega otra noticia lamentable. El programa literario Vano Oficio, del escritor Iván Thays, ha sido también suprimido esgrimiendo el mismo vacuo argumento.
Esto es más que un escándalo. En el caso de Giacosa, su programa le costaba al canal del estado la "astronómica" suma de... ¡7.000 soles! Y en el del espacio literario de Thays, el costo era tan mínimo que bien se podía decir, según algunas fuentes, que el conductor lo financiaba con su bolsillo.
El señor Iván Thays nunca fue santo de mi devoción. Lo conocí en 1999 en un encuentro de escritores que se realizó en Cusco, donde nos presentaron y tuvimos ocasión de dialogar, mal que bien, un poco. Luego nos hemos encontrado en otros lugares y cada vez él ha fingido no conocerme.
En Cusco, Thays promocionaba, junto con un amigo generacional suyo, su opción literaria, basada, creo, en la exploración de la vanidad, el ensimismamiento de los individuos y una feroz guerrita contra el "realismo" de la narrativa peruana. Esto nos hizo sin duda sonreír a algunos aquella vez, lo que explicaría sus posteriores actitudes hacia mí. Además, en 2005, en el congreso de narradores de Madrid, Thays fue quien recomendó a los escritores andinos imitar a Dina Paucar e irse a triunfar al Coliseo Nacional. Otro infantilismo, digamos.
Esto sin embargo no me impide reconocer que su labor en Canal 7, por discutible que fuera (muchos le reclamaban más apertura y pluralidad), ha sido un esfuerzo meritorio por llevar el libro y la escritura a los hogares peruanos; un intento notable por llevar el mundo de la literatura y la creatividad a un buen sector de nuestra ciudadanía, hoy más que nunca divorciada de la cultura por la tiranía de la ignorancia, la estolidez, la manipulación y la chabacanería que se han impuesto en nuestra televisión.
Los que sostienen que Canal 7 es un canal del estado y no un canal gubernamental, tienen toda la razón. La supresión de los programas de Giacosa y Thays ilustra, en forma alarmante, una política deliberada de recortar todo espacio a la información cultural. Sabido es que la cultura enriquece a las personas no sólo porque las prepara para el goce estético sino porque, fundamentalmente, las capacita para la critica, para una participación cívica superior. Esto al parecer perturba y enoja a algunas personas que detentan el poder en el Perú de hoy, a gente que ha decidido jugar a los "maquiavelos con carnet", con las consecuencias que ya vemos.
Protesto enérgicamente por estos actos antidemocráticos y de lesa cultura.
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Por Alfredo Pita
Llegan del Perú noticias alarmantes sobre la divulgación cultural en la televisión nacional, divulgación que ya era pobre antes y que ahora amenaza sencillamente con desaparecer.
Hace un par de semanas se informó de la supresión, en el estatal Canal 7, del programa Mapamundi, de Guillermo Giacosa. Era un programa que intentaba educar al público, desarrollar su conciencia crítica, ilustrar la marcha del Perú y el mundo, alertar sobre los riesgos y catástrofes que nos amenazan, señalar en ciertos casos la acción nefasta para la Tierra de las potencias irresponsables y criminales que moldean el presente y el futuro de la humanidad. Era un programa de lujo.
Además de manejar una pluma elegante y accesible, Giacosa, el más peruano de los argentinos, como lo llaman algunos en Lima (con el afecto con que en una época se hablaba en Buenos Aires de Hugo Guerrero Marthineitz, el Negro, "el peruano parlanchin"), es un excelente comentarista de la escena local y mundial. Es alguien que con gran sensibilidad y responsabilidad cívica ha hecho en la televisión, y sigue haciendo en la prensa, felizmente, un trabajo de divulgación ejemplar a partir de fuentes de información inaccesibles para la mayoría de peruanos,
El programa de Giacosa, en el casi desierto que para la cultura y la reflexión es hoy la televisión peruana (déjenme ser reiterativo), era pues un espacio esencial, imprescindible, vital diría sin miedo a exagerar, en nuestro triste panorama televisivo. Un plumazo burocrático lo ha borrado arguyendo peregrinamente que ahora Canal 7 necesita ahorrar.
Y ahora llega otra noticia lamentable. El programa literario Vano Oficio, del escritor Iván Thays, ha sido también suprimido esgrimiendo el mismo vacuo argumento.
Esto es más que un escándalo. En el caso de Giacosa, su programa le costaba al canal del estado la "astronómica" suma de... ¡7.000 soles! Y en el del espacio literario de Thays, el costo era tan mínimo que bien se podía decir, según algunas fuentes, que el conductor lo financiaba con su bolsillo.
El señor Iván Thays nunca fue santo de mi devoción. Lo conocí en 1999 en un encuentro de escritores que se realizó en Cusco, donde nos presentaron y tuvimos ocasión de dialogar, mal que bien, un poco. Luego nos hemos encontrado en otros lugares y cada vez él ha fingido no conocerme.
En Cusco, Thays promocionaba, junto con un amigo generacional suyo, su opción literaria, basada, creo, en la exploración de la vanidad, el ensimismamiento de los individuos y una feroz guerrita contra el "realismo" de la narrativa peruana. Esto nos hizo sin duda sonreír a algunos aquella vez, lo que explicaría sus posteriores actitudes hacia mí. Además, en 2005, en el congreso de narradores de Madrid, Thays fue quien recomendó a los escritores andinos imitar a Dina Paucar e irse a triunfar al Coliseo Nacional. Otro infantilismo, digamos.
Esto sin embargo no me impide reconocer que su labor en Canal 7, por discutible que fuera (muchos le reclamaban más apertura y pluralidad), ha sido un esfuerzo meritorio por llevar el libro y la escritura a los hogares peruanos; un intento notable por llevar el mundo de la literatura y la creatividad a un buen sector de nuestra ciudadanía, hoy más que nunca divorciada de la cultura por la tiranía de la ignorancia, la estolidez, la manipulación y la chabacanería que se han impuesto en nuestra televisión.
Los que sostienen que Canal 7 es un canal del estado y no un canal gubernamental, tienen toda la razón. La supresión de los programas de Giacosa y Thays ilustra, en forma alarmante, una política deliberada de recortar todo espacio a la información cultural. Sabido es que la cultura enriquece a las personas no sólo porque las prepara para el goce estético sino porque, fundamentalmente, las capacita para la critica, para una participación cívica superior. Esto al parecer perturba y enoja a algunas personas que detentan el poder en el Perú de hoy, a gente que ha decidido jugar a los "maquiavelos con carnet", con las consecuencias que ya vemos.
Protesto enérgicamente por estos actos antidemocráticos y de lesa cultura.
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