Por Alfredo Pita
¿Por qué este domingo, desde lejos, votaré, in pectore por supuesto, por Susana Villarán, la candidata del movimiento Fuerza Social para la alcaldía de Lima? Aquí, mis razones.
En 1980, luego que la Constituyente de 1979 revelara el gran campo electoral que había conquistado la izquierda, todas las esperanzas estaban permitidas para que en el Perú, a corto plazo, el campo popular llegara al poder por las urnas, por la primera vez en la historia, reeditando la proeza del socialista Salvador Allende, en 1970, en Chile.
La elección de Alfonso Barrantes, en 1984, como alcalde de Lima, reafirmó esta posibilidad. Barrantes fue elegido por el pueblo no sólo para que resolviera problemas sino también para que paliara una compleja situación de crisis política en el campo popular que comenzaba a dispararse en aquel momento. No lo logró.
La insurgencia demente de Sendero Luminoso, en 1980, y la represión implacable que desató el poder, que se ensañó sobre todo con las inermes poblaciones campesinas de la zona del conflicto, minó poco a poco la opción de la izquierda democrática y, este fracaso, creó las condiciones para que en los siguientes 30 años los peruanos sufrieramos el imperio de la derecha nuestra, pacata, ignara, huachafa, violenta, corrupta y antinacional.
Esta etapa ha terminado. Todo parece indicar que el pueblo peruano está despertando de su letargo y se niega a seguir siendo manipulado por los fariseos de siempre. Por este nuevo amanecer, y por nuestros hijos, por los niños peruanos de hoy y por los que vendrán, este domingo todos debemos votar por el futuro, por nuevas políticas para nuestra sufrida sociedad, más democraticas, modernas e inclusivas, menos racistas, más respetuosas del ser humano.
Votemos por Susana Villarán, a quien no conozco personalmente, pero que es, sin duda alguna, quien mejor representa, hoy entre nosotros, estos nuevos valores. Lo prueban la avalancha de ataques taimados que está sufriendo de parte de los medios que sirven los intereses de quienes siempre privilegiaron su bolsillo antes que la salud o la educación del pueblo peruano. Esto me basta.
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¿Por qué este domingo, desde lejos, votaré, in pectore por supuesto, por Susana Villarán, la candidata del movimiento Fuerza Social para la alcaldía de Lima? Aquí, mis razones.
En 1980, luego que la Constituyente de 1979 revelara el gran campo electoral que había conquistado la izquierda, todas las esperanzas estaban permitidas para que en el Perú, a corto plazo, el campo popular llegara al poder por las urnas, por la primera vez en la historia, reeditando la proeza del socialista Salvador Allende, en 1970, en Chile.
La elección de Alfonso Barrantes, en 1984, como alcalde de Lima, reafirmó esta posibilidad. Barrantes fue elegido por el pueblo no sólo para que resolviera problemas sino también para que paliara una compleja situación de crisis política en el campo popular que comenzaba a dispararse en aquel momento. No lo logró.
La insurgencia demente de Sendero Luminoso, en 1980, y la represión implacable que desató el poder, que se ensañó sobre todo con las inermes poblaciones campesinas de la zona del conflicto, minó poco a poco la opción de la izquierda democrática y, este fracaso, creó las condiciones para que en los siguientes 30 años los peruanos sufrieramos el imperio de la derecha nuestra, pacata, ignara, huachafa, violenta, corrupta y antinacional.
Esta etapa ha terminado. Todo parece indicar que el pueblo peruano está despertando de su letargo y se niega a seguir siendo manipulado por los fariseos de siempre. Por este nuevo amanecer, y por nuestros hijos, por los niños peruanos de hoy y por los que vendrán, este domingo todos debemos votar por el futuro, por nuevas políticas para nuestra sufrida sociedad, más democraticas, modernas e inclusivas, menos racistas, más respetuosas del ser humano.
Votemos por Susana Villarán, a quien no conozco personalmente, pero que es, sin duda alguna, quien mejor representa, hoy entre nosotros, estos nuevos valores. Lo prueban la avalancha de ataques taimados que está sufriendo de parte de los medios que sirven los intereses de quienes siempre privilegiaron su bolsillo antes que la salud o la educación del pueblo peruano. Esto me basta.
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